viernes, 18 de abril de 2008

ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO

El nombre de «Escuela de traductores de Toledo» designa en la historiografía, desde el siglo XIX, a los distintos procesos de traslación e interpretación de textos clásicos greco latino alejandrinos, que habían sido vertidos del árabe o del hebreo, a la lengua latina sirvíéndose del romance castellano o español como lengua intermedia, o directamente a las emergentes «lenguas vulgares», principalmente al castellano. La conquista en 1085 de Toledo y la tolerancia que los reyes castellanos cristianos dictaron para con mahometanos y judíos, facilitaron este comercio cultural que permitió el renacimiento filosófico, teológico y científico primero de España y luego de todo el occidente cristiano.

En el siglo XII la «Escuela de traductores de Toledo» vertió principalmente textos filosóficos y teológicos (Domingo Gundisalvo interpretaba y escribía en latín los comentario de Aristóteles, escritos en árabe y que el judío converso Juan Hispano le traducía al español, en el que se entendían). En la primera mitad del siglo XIII esta actividad se mantuvo. Por ejemplo, reinando Fernando III, rey de Castilla y de León, se compuso el «Libro de los Doce Sabios» (1237), resumen de sabiduría política y moral clásica pasada por manos «orientales». En la segunda mitad del siglo XIII el Sabio rey-emperador Alfonso X (rey de Castilla y de León, en cuya corte se compuso la primera «Crónica General de España») institucionalizó en cierta manera en Toledo esta «Escuela de traductores», centrada sobre todo en verter textos astronómicos y médicos.

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